martes, 26 de junio de 2012

'Netizens'

#12m

Una de las webs que más frecuento para leer noticias sobre la libertad en la red y la propiedad intelectual es techdirt.com. Esta web, capitaneada por Mike Masnick, recopila y analiza con un tono reflexivo y dicharachero una buena cantidad diaria sucesos referentes a estos temas.

Como todo medio online que se precie, también cuenta con una buena comunidad de usuarios que enriquece la web con comentarios y opiniones. En una de esas noticias me encontré con un comentario especialmente brillante y que el propio Masnik definió como la mejor explicación de cómo los nativos digitales ven el mundo. El mensaje es una respuesta al comentario de otro usuario que defendía que decir que el copyright es un problema para las nuevas generaciones es una exageración.

Me he permitido el lujo de hacer una traducción del comentario para colgarla aquí, creo que vale la pena:

(…)

Verás, no soy muy mayor. Apuesto a que tú tienes entre 40 y 50 años por lo que yo tendría más o menos la mitad, de todos modos esto es Internet así que es difícil estar seguro. Si estoy en lo cierto significa que tú has crecido en un entorno que, aunque guarde cierto parecido con el actual, bien podría ser de otro universo. Por aquel entonces yo aún no había nacido pero escuchando las historias que me cuentan mis padres realmente parece que aquello fuera otro mundo aparte ¡Si casi ni tenían televisión!

Mundos diferentes, reglas diferentes. En aquellos días vuestra sociedad estaba creada sobre los cimientos de grandes y respetadas instituciones. Teníais al gobierno, al Tío Sam, el Sueño Americano y a los conglomerados mediáticos. Todas ellas eran importantes, encantadoras instituciones dignas de vuestra confianza y que hacían cosas maravillosas. 
Teníais una tecnología que, aunque os aportaba información y cultura, era unidireccional, limitada, lenta e incómoda. Aquello no era un problema porque, después de todo, las cosas no cambiaban demasiado rápido. En esencia vivíais una cultura que era de sólo lectura*. Recibíais mensajes y ahí acababa la cosa; lo leíais en un periódico, lo escuchabais en la radio o lo veíais en el cine. No interactuabais con ella, no contribuíais a ella y no podíais transmitirla. La información estaba aislada de vosotros por los mismos canales que la distribuían y esos canales estaban controlados por otros. Eso tampoco era un problema porque confiabas en ellos, después de todo, estabas orgulloso de ser [inserte nacionalidad aquí] y uno ha de ser un patriota.

Yo no sé lo que es eso, nunca he vivido en ese entorno. Cuando nací Internet ya estaba ahí. Me crie con un móvil en la mano, conexión a internet en mi cuarto, redes sociales en mi navegador y software libre en mis dispositivos. No puedo siquiera imaginarme cómo sería querer saber algo y no ser capaz de buscarlo en Google y tener la información que quiero en cuestión minutos, por no decir segundos. Esta tecnología es tan indispensable para todo lo que hago que se ha convertido en mi vida. No veo la televisión, no leo periódicos en papel, no voy al cine ni a los recreativos. En lugar de eso estoy permanentemente conectado con gente de todo tipo de credo, convicciones y sexo alrededor del mundo; gente con la que, a cualquier hora del día y al instante, puedo compartir texto, sonido, imágenes o vídeo sin importar dónde me encuentre. A algunos los conozco en persona, pero la mayoría son completos desconocidos. Esto es lo normal para mí, es lo que siempre he conocido.

No sólo consumo cultura y datos, también la produzco, como este texto o el vídeo que subí la semana pasada a Youtube. Vivo en un mundo que no conoces, que no puedes comprender. No me veo a mí mismo como un americano o europeo o australiano o africano o sudamericano o asiático o de ninguna otra nacionalidad. Soy un ciudadano de la Red, se ha convertido en una parte tan arraigada de mi vida que ahora es parte de mi identidad.
Y lo más importante: No estoy solo. Existe, literalmente, una generación entera de personas como yo. No sólo en tu país sino en todo el mundo. A medida que pase el tiempo nuestras filas van a engrosar, vuestra generación morirá y nos sentaremos en las posiciones de poder en las que ahora os sentáis vosotros. No reconocemos ni queremos el copyright, no se ajusta a las normas del universo en que operamos, ni a nivel práctico ni a nivel moral. Creamos, copiamos, modificamos, remezclamos y reenviamos información constantemente.

Las reglas han cambiado ¿Cómo vas a detenerme?

*N. de T: Aquí el autor usó las palabras write only (sólo escritura) pero en la analogía con los permisos de los ordenadores la expresión read only (sólo lectura) es más acertada. Lawrence Lessig también usa los términos 'read only' para referirse a la forma de distribución de cultura a la que se refiere el usuario.

martes, 19 de junio de 2012

"Cinco (medias) verdades incómodas sobre la Ley Sinde"

Esta semana se ha presentado el primer caso de webs de enlaces sobre la mesa de la Sección Segunda de la Comisión Sinde-Wert. Como suele ocurrir han aparecido varios artículos sobre lo dañina que resulta esta norma para la libertad en Internet, sobre cómo raya la legalidad y sobre cómo ha resultado tener un funcionamiento mucho más perjudicial (para todo aquel que no gane millones de euros) de lo que se esperaba. También han surgido otros artículos (incluida una entrevista a la madre de la criatura) a favor de la norma que resultan mucho más entretenidos de leer. Entre ellos destaco la opinión publicada en el diario ABC titulada "Cinco verdades incómodas sobre la Ley Sinde" y firmada por un tal Jesús García. Generalmente estos artículos suelen estar cargados de medias verdades, a fin de cuentas son artículos de opinión y se da por sentado que el autor barrerá para casa.

A continuación voy a tratar de rellenar los huecos (¡con enlaces y todo!) que el periodista se dejó en el tintero y que convierten sus "cinco verdades incómodas" en "cinco medias verdades irrelevantes".

(Voy a citar sólo la cabecera de cada verdad, para leer el texto completo id al artículo original)

“1.-Ya existe una alternativa legal.”
Lo que no dice el redactor de ABC (y sí dice alguien en los comentarios) es que Netflix, el modelo de streaming de pago por excelencia, no ha entrado en España porque los costes que tendría que pagar en concepto de derechos de autor triplican los de otros países. Como tampoco menciona la enorme cantidad de dinero que Spotify ha de pagar a las discográficas (que no a los autores) y que les impide crecer a un ritmo acorde con la oferta y la demanda. En un modelo de negocio y distribución que les es totalmente ajeno las majors sólo tienen la “responsabilidad” de poner la mano para recoger la pasta.

Tampoco cuenta cómo las entidades de gestión y sus prácticas monopolísticas le han puesto una soga al cuello a las alternativas independientes que han intentado hacerse un hueco en el mundillo.

En definitiva, habla de ‘alternativas legales’ pero no menciona que es la propia industria la que no para de meter palos en las ruedas de esas mismas alternativas.

Lo más importante es que esas alternativas que enumera son INSIGNIFICANTES comparadas con las que podría haber a día de hoy si las multinacionales del entretenimiento hubiesen aceptado de una vez por todas el destino que les espera.

Curiosamente también se olvida de contar cómo las grandes editoriales se empeñan en justificar, con argumentos que rozan la demencia, el insultante precio que ponen a los libros electrónicos mientras, como él bien apunta, existen otros (que tienen un éxito arrollador, no hay más que ver los más vendidos de Amazon) al precio de 1 o 2 €. 

“2.- El primer referente legal.”
La “ausencia de referentes legales” a la que hace referencia es rotundamente falsa. Lo que ocurre es que los jueces, que a fin de cuentas son los encargados de hacer cumplir la ley, no han considerado piratería lo que la industria quería que considerasen piratería. La LPI es bastante clara cuando habla de comunicación pública, distribución pública y ánimo de lucro, y en los pocos lugares en los que deja espacio para la interpretación los jueces han decidido dar la razón a los demandados.

Tiene gracia que el columnista mencione la lista 301 ya que se trata de un informe que elabora el lobby estadounidense de la propiedad intelectual (una parte para nada interesada, qué va) para su gobierno. España fue incluida en esta lista en mitad del proceso judicial contra Pablo Soto. Unos cables de Wikileaks demostraron que la inclusión de España en dicha lista ocurrió debido a presiones por parte de Promusicae (la versión cañí de la RIAA); la finalidad de estas presiones era, evidentemente, que la lista 301 “sensibilizase” a los jueces y ayudase a las discográficas a ganar el juicio contra Soto, quien fue absuelto en 2011.

No vale la pena contestar al resto del párrafo puesto que es la clásica opinión de aquellos para los que la única cultura que existe es la que se obtiene pasando por caja. 

"3.-La ley Sinde no es inútil."
A veces el espacio para artículos de opinión que dejan los medios es bastante limitado, así que es posible que en este punto, tras mencionar a David Bravo, el autor se quedase sin líneas para explicar a qué se refería el abogado cuando dijo que la Ley «es más peligrosa de lo que parecía».

Como ha explicado David en su twitter, no se refería a que la Ley Sinde fuera peligrosa porque frenase las descargas (¡juas!), sino a que resulta peligrosa para la libertad en la red ¿Por qué? Muy sencillo, porque el proceso que han usado para atacar a la primera web "denunciada" (a continuación las comillas se aclaran solas) es el siguiente:

Tenemos a un usuario A, que a través de la web de enlaces B, publica un enlace a la obra X alojada en los servidores de Y.

Antaño, los que ahora aplauden con las orejas la Ley Sinde-Wert, fueron a por A primero y a por B después, dando los jueces la razón a usuarios y webmasters en lugar de a los denunciantes. Ahora, lo que ha hecho la Sección Segunda de la Comisión Sinde, es ir a por Y, considerando a B como un mero intermediario entre A e Y al que se le obliga a retirar los enlaces que apunten a X, y no sólo los presentes, si no también los futuros, forever and ever.

¿Dónde está el truco? Que, sin ser el destinatario final de la denuncia, al webmaster de B se le obliga a revisar todos los enlaces que se publiquen en su web bajo multa de hasta 600.000€. Esto es un despropósito descomunal ya que deja al propietario de B con una situación de indefensión legal absoluta (al no ser el verdadero denunciado) y con la tarea imposible de supervisar uno por uno los enlaces que los usuarios publiquen en su web. 

Una directiva de la CE prohíbe expresamente que se pueda obligar a los intermediarios (telefónicas o, en este caso, webs de enlaces) a supervisar los datos transmitidos a través de ellos. Veremos cómo acaba esto.
 
"4.-Contra el canon y la SGAE vivíamos mejor."
Aquí se va tanto por la tangente que cuesta seguirle. Sólo diré, para evitarle confusiones al lector, que, como explica Javier de la Cueva, la compensación por copia privada o canon no es/era una “multa por piratear”, sino un gravamen para compensar a los titulares de los derechos de autor por los perjuicios que pudiera ocasionarles el ejercicio del derecho a la copia privada

Cualquier actividad que devengase canon como, por ejemplo, compartir archivos entre dos discos duros (gravados con canon), está acogida por el derecho a copia privada, es una cuestión de sentido común. El canon a los equipos informáticos fue abolido porque su aplicación indiscriminada era ilegal, no porque la copia privada estuviera en tela de juicio; el derecho a copia privada no se ha modificado, sigue estando vigente. Básicamente el articulista está llamando piratería al ejercicio un derecho; la piratería es ilegal, si algo legal, como lo es la copia privada, no puede ser piratería. 

Aclaraciones aparte, cualquiera con dos dedos de frente habrá advertido que el párrafo entero es demagogia de la güena. Siempre se erigen como ángeles de la guarda de los autores los más emperrados en perpetuar un modelo creado para explotarlos; inventan hombres de paja contra los que disparar sus argumentos, a ver si cae algún incauto.

Les deseo suerte con eso porque los 'discursos bonitos' suelen calar bastante hondo cuando se le ven las orejas al lobby.

"5- (...) En resumidas cuentas, se impone reiniciarnos todos mentalmente. Aceptemos algunas verdades incómodas y demos al control+alt+del. Así tal vez podamos empezar a entendernos..."
La cuestión es que a estas alturas ya no hay debate posible, lo que hay es una realidad. La realidad es que el modelo de negocio de una industria moribunda choca con el contexto social y con las prácticas de consumo de la ciudadanía. La realidad es que existen nuevas formas de crear y transmitir cultura e información para las que los intermediarios analógicos son un lastre. La realidad es que una generación entera ha nacido con Google y el P2P en sus casas; conoce el discman de oídas y en lugar de DVD tiene un disco duro multimedia en el salón. La realidad es que esta tendencia no se va a revertir si no que se va a disparar…

“Reiniciar" un ordenador suele ser necesario cuando hemos actualizado algo, cuando queremos deshacernos de aquellos componentes obsoletos que no hacen más que ralentizar la máquina. Desde luego en eso estoy de acuerdo con el redactor de ABC, reiniciemos todo para deshacernos de lo que se ha quedado obsoleto.

domingo, 10 de junio de 2012

Canta la palabra esperanza en una armonía a cuatro partes




Somos jóvenes, seguros, opulentos y no tenemos recuerdos de tiempos peores. Hemos
crecido en una era de infinito crecimiento financiero, confiando en que todo seguirá
siempre igual. Nos hemos criado en casas en propiedad aceptando totalmente la
tecnología, el calentamiento global y terrorismo. Nuestra sociedad se ha sustentado
en el consumismo durante los últimos 15 años, lo que nos convierte a nosotros en
consumidores de ensueño, no sabemos la diferencia entre una tarjeta de crédito y una
de débito y no tenemos idea de lo que vale un litro de leche.


Tenemos de media unas 800 canciones descargadas y 1 de cada 8 gastamos más de
120€ al mes en la factura del teléfono. Nunca hemos leído un periódico y nunca hemos
hecho uso del derecho a voto.


Dejamos que nuestros gobiernos tomen decisiones sin darnos todos los detalles.
Enviamos tropas al exterior que morirán para que podamos robarle sus recursos a
la gente que los tiene. Gente que no suponía ningún peligro para nosotros hasta que
invadimos sus países.


Hemos pasado años y años confiando nuestro futuro a nuestros padres, a nuestros
gobiernos, a los bancos y a las compañías que presionan constantemente por sus
propios intereses, les hemos dejado tomar decisiones egoístas que han dejado a la
sociedad tambaleándose al borde de la ruina.


Nos ocultan la información que realmente nos impactaría con historias de sexo
y vulgaridad que no aportan nada a nuestras vidas para que así no tengamos
ningún deseo de luchar por aquellas que sí lo harían. Hemos visto cómo la avaricia
desvalijaba los mercados de valores, destruía puestos de trabajo, destruía vidas, y
probaba que el capitalismo es tan corruptible por la naturaleza humana como el
comunismo.


Estos son tiempos difíciles así que buscamos consuelo en nuestros amigos y cómplices,
hacemos pequeños cambios en nuestras respectivas vidas y soñamos con que algún día
conseguiremos un gran progreso…


Maybeshewill - Sing the word hope in a four-part harmony