lunes, 10 de enero de 2011

Ley Antitabaco 2011: por fin, pero regular.

El 2011 empieza vendando como Dios sugiere algo a lo que se le puso una tirita -muy cara para muchos hosteleros- con la primera Ley Antitabaco de 2006.


Estos últimos días, y los que quedan por venir, han sido testigo del fuego cruzado entre fumadores indignados y no fumadores encantados con la medida. La nota fea a la discusión la ha puesto, como pasa siempre en este país, el intercambio de insinuaciones políticas entre detractores y seguidores de una reforma que en la calle debería ser incolora, y es que no hemos de olvidar que España no ha sido ni el primer ni el segundo país en sumarse a la conga del antitabaquismo. 


Uno de los argumentos en ocasiones esgrimidos por los adictos a la nicotina es que esta medida no es más que una cortina de humo para tapar el resto de penurias que está pasando el país. Aludir a la crisis y a la incuestionable incompetencia del Gobierno NO es un argumento que desacredite la reforma, NO es algo que justifique que no se debería implantar, es sólo una afirmación que busca la aprobación de una opinión usando unas vías tangentes a la cuestión. Honestamente, si alguien cree que el Gobierno busca una cortina de humo, caer en el juego de politizar las cosas y convertir esto en el clásico tiroteo de palabras entre "bandos" es lo peor que podríamos hacer...así que pasaré directamente al siguiente punto.


Por mucho que les pese a los adictos, obligar a alguien a sufrir pasivamente el tufo y el perjuicio derivado del tabaco no se puede justificar...y es que el otro gran razonamiento esgrimido por los fumadores es que nadie nos pone una pistola en el pecho a la hora de entrar a los bares y discotecas, que si no nos gusta nos vayamos -fuéramos, que con la nueva ley habrá que expresarse en pasado- a lugares para no fumadores que también hay. Esto, desde luego, es muy fácil de decir cuando sabes, pero callas convenientemente, que los propietarios no son tontos y que la infinita mayoría de los que regentan lugares de ocio nocturno prefirieron decantarse por lo lógico, lo que les iba a reportar más ganancias, es decir, dejar fumar en sus locales...discotecas, pubs; hasta ahora todo había sido territorio fumador porque los hosteleros estaban cogidos por los euros. Ésto lo callaban los fumadores, pero ahora, vislumbrando una presunta catástrofe en el sector hostelero, reconocen sin querer que éste les ha pertenecido desde 2006 por una cuestión de conveniencia económica...no es culpa de los propietarios, yo habría hecho lo mismo.


En mi innecesario intento por desmontar el anti-antitabaquismo haré una pequeña parada en ése gran recurso de comparar el humo del tabaco con el del transporte privado; equiparar un método de transporte de centenaria utilidad con un vicio mortal y maloliente es tan irracional que se deshace con un símil, sólo un poco menos tonto...nadie se mete en un bar con una moto a pegar acelerones, como tampoco nadie se toma un café en cueros, es decir, las cosas han de hacerse donde han de hacerse y aunque la libertad está muy bien la de fumar donde quieras acaba donde empieza la de los demás de querer disfrutar de un ambiente respirable.


No son pocos los que en diversos contextos han tildado esta medida de hipócrita: "Te lo venden para sacarte el dinero pero luego no quieren que fumes, para eso que lo prohiban directamente". Aprovechando las alusiones automovilísticas anteriores sólo diré que también nos venden coches potentes, que son casi una patada en el escroto del Protocolo de Kyoto, por los cuales nos sangran un buen pico entre impuestos, gasolina y tasas varias mientras nos venden que correr con el coche es de asesinos y que el futuro es el coche eléctrico. La cosa va así, si quieres disfrutar con el coche te toca ir a un circuito; si quieres disfrutar de tu nicotina ahora te tocará salir a la calle o hacerlo en casa...pero en ninguno de los dos casos lo harás sin dejar de llenar las arcas del estado, tanto a unos como a otros nos puede resultar más o menos injusto, pero es lo que hay.


Como decía, a nadie se le obliga a dejar el tabaco, sólo a que lo haga donde no moleste -"como todo lo demás"-, pero también se trata de quitarle incentivo a un vicio, que por muy individual que sea, también afecta a los demás.


A pesar de las pataletas y del politiqueo esta norma es más que acertada, en mi entorno, en lo que va de año, varios compañeros de trabajo han dejado de fumar, o lo van a intentar; otro me ha confesado que ahora baja a ver el fútbol a la tasca, cosa que antes no hacía por el pestazo de los cigarros; mi partenaire, tras su operación láser, por fin puede tomarse una copa tranquilamente sin acabar llorando por la irritación del humo y yo, tras un decenio saliendo de fiesta, por primera vez volví a casa sin tener que tirar toda la ropa a lavar...calzoncillos sí, descuidad, pero al menos la chaqueta no.


¿Lo peor? Pues que se trata de una reforma que ha llegado tarde y en mal momento, precedida por una Ley a medias que en su día le costó un buen pico a la hostelería. En mi opinión es de lo poco positivo que se ha hecho en España durante la actual, nefasta, presidencia; por desgracia, y como todo lo poco conseguido por la actual, nefasta, presidencia, se ha hecho regular.